José Olivarrén Bósquez fue destituido en 2012 sin causa justificada de la Policía Nacional. Al menos eso es lo argumenta este exuniformado que tenía rango de subteniente.
Durante estos año no ha perdido la esperanza de ser reintegrado a su trabajo. Esta experiencia lo ha marcado, y mucho. Nunca se imaginó que sus superiores le dieran la espalda en un momento como este.
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Hoy es uno de los siete policías que se mantiene en protesta en un parque cerca de la Presidencia de la República. En total son 10, quienes no han flaqueado en esta lucha.
Así como él muchos ciudadanos que laboraban en la Policía Nacional, el Servicio Nacional Aeronaval (Senan) y Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) corrieron la misma suerte, pero algunos lograron ser restituidos.
Su tragedia empezó al negarse a firmar al momento de notificarle su despido ante una abogada de la entidad y un oficial de alto rango. Esto fue considerado como "un alzamiento".
Pa' fuera, pa' la calle... sus verdugos ascendieron
En ese momento, "era lo legal", según los funcionarios que le informaron de su situación. Uno de ellos era una dama que hoy es subcomisionada y se mantiene en el mismo puesto. El otro era el director de recursos humanos y posteriormente logró un ascenso.
"La maldad sigue allí", recalca el exuniformado. Posteriormente, le dieron cinco días para apelar, verificar si tenía casos pendientes tanto en la entidad o en la Fiscalía. Nada de eso tuvo resultados positivos.
Algunos de sus compañeros metieron algunos recursos, pero la cosa se puso color de hormiga. Les exigieron devolver el arma, carné, placa, entre otros implementos.
Eso sí, seguían cobrando, pero los mantenían en un salón del Departamento de Infraestructura. "Los jefes de la Policía nos miraban como si estuvieramos embarrados de estiércol o con lepra. Los comandantes fueron partícipes de eso", relató el afectado.
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Allí no terminó todo. Unas 30 unidades, en igual condición, fueron trasladados al cuartel llamado "La Porqueriza", espacio que hacía honor a su nombre en todo el sentido de la palabra. Era un monumento a la desidia.
El baño era insalubre. No había silla ni dormitorios. Carecía de electricidad. Estaba completamente abandonado, por lo que recolectaron y compraron utensilio de limpieza y mejorar su entorno.
Olivarren explica que la Ley Orgánica de la Policía Nacional dice que hay dos formas de destuir a un policía. Uno, condenado con privación de libertad por un delito o si es capturado en flagrante delito. Al menos él, nunca pasó por una junta disciplinaria o tenía un reporte en su contra.
Nunca han tenido acceso a los expedientes, sin causa justificada
Para desdicha de sus colegas, algunos llevaron sus abogados, pero la respuesta era que la información era confidencial.
Ante esta situación, muchos de ellos estaban por sacar casa, Olivarren perdió el abono de la suya. Se separó de su pareja, y explica que mucho de esto incidió en la ruptura de su vida sentimental.
Cuando Juan Carlos Varela ganó las elecciones, el grupo de policías destuidos empezó a tocar puertas en el Colegio Nacional de Abogados y en la Presidencia de la República...
Conozca en la edición impresa de este jueves, cuál ha sido la respuesta de los actuales gobernantes y las humillaciones a que han sido sometidos durante este tiempo, donde el mandatario de la Nación solo ha bajado la ventana de su auto una vez, debido a que había medios entrevistando a estos panameños.